viernes, 7 de enero de 2011

La actitud es todo


Las visitas en busca de los clientes empezaron... desinfladas. Desayuné con mis compañeras en una estación de servicio mientras hablábamos de un problema grave que surgió en el laburo. Un compañero robó y yo estaba en el medio por no haberlo evitado. El concepto que tenían "arriba" cambió y eso inevitablemente me afectó. Me gustaba que los jefes confiaran de corazón en mi y ahora... les queda la duda si yo estaba en el medio. Por Dios que no. Pero bueno, a veces lo del beneficio de la duda no es tan beneficioso.
Las dejé a ellas que hicieran su trabajo y yo me fui a hacer zona; buscar clientes para los que no conozcan la jerga. Caí en lo de una clienta y después seguí en la búsqueda de todos los días. Mis primeras presentaciones no vendían ni aunque fuera un vendedor de helados en una excursión de chicos al zoológico. Se me mezclaban las frases. No sabía que contestar cuando me tiraban una negativa... Lo digo sin rodeos... Estaba hecho un pelotudo.
Seguí así hasta las once. Me sentía insatisfecho. Me decía: "yo no soy este" Se me escapó una venta por estar así, hasta mi tono de voz había cambiado. Pero en un momento, mientras volvía al auto pensé "si fuera empresario no haría esto así". Entré al auto y me miré en el espejo "Yo soy un empresario" Agarré una revista de las que me da la empresa para presentar mi producto y fui al siguiente negocio. Crucé la calle como si me hubiera levantado a la mina más linda del boliche. Entré a una carnicería, me atendió un cordobés divino de tipo así que eso ayudó a levantarme aun más. Es verdad cuando dicen que si uno cambia de actitud se topa con gente de la misma actitud. En el barrio que había estado antes parecía que todos los negocios eran florerías enfrente del cementerio (tengo algo con los cementerios, cosas mías)
Seguí viendo negocios por la misma calle, de 6 que vi interesé a la mitad. Me llamó una señora de un kiosco que visité el miércoles para decirme que fuera que se había decidido. Golazo. Fui a un barriecito que me quedó picando del otro día. cerré una venta en el primer negocio que bajé. A las dos de la tarde tenía dos notas de pedido de clientes nuevos.
Hoy desperdicié dos horas, y menos mal que me di cuenta. Sino hubiera perdido una mañana que si no cerraba con ventas, se cerrarían mañana pero con clientes que convencí hoy con mucha buena onda y actitud.
A mi no me importa no vender un día, sé que el trabajo de hoy me da las ventas de mañana, (ojo, soy un pitbull, me gusta muchísimo cerrar la operación en el momento) pero quiero irme a casa satisfecho con mi trabajo, sabiendo que fui el que quería ser.
Muchas veces a Lau; mi mujer, amante, amiga y confidente, le dije que sentía que no era yo, que no había sido todo lo que podía ser en ese día. ¿Será que tengo que recordarme a cada rato lo grande que soy por mas que nadie me lo diga? Rotundamente digo que Sí.
¿Será que a veces hay que equivocarse para aprender? y Sí.
¿Y si pierdo mucho? Trataré de darme cuenta rápido.

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